Apuntes sobre la historia del seguro de Vida

Especial para El Seguro en Acción

Por Walter Worner, Coordinador del Programa Ejecutivo de Seguros de Personas AVIRA-UCA, Gerente de Desarrollo Comercial y Formación de Beneficio, Consultor y docente de AAPAS, Consultor en Seguros de Personas.

Sin mayores pretensiones, simplemente -sobre todo para quienes se están incorporando a este apasionante mundo del seguro- algunos apuntes y referencias históricas insoslayables sobre sus inicios en nuestro país, que nos permitirán tener una idea del origen, desde antes de habernos organizado como Nación, para una mejor comprensión de su evolución y desarrollo.  Y también algunas referencias históricas del seguro en otras latitudes, como marco de referencia.

Si bien hay dos fechas que han sido tomadas como puntos de referencia, hoy hay consenso en atribuirle a Manuel Belgrano el reconocimiento fundacional.  Y para precisar una fecha: 15 de junio de 1796.  En la sesión de ese día de la Junta de Gobierno Belgrano leyó la memoria que, en uno de los párrafos, afirmaba: “Otro de los medios de proteger el comercio es establecer una compañía de seguros, tanto para el comercio marítimo como para el terrestre; sus utilidades son bien conocidas, tanto a los aseguradores como a los asegurados, y deberían empeñarse en semejante compañía al principio, todos aquellos hombres pudientes de esta Capital y demás ciudades del Virreynato, a fin de que desde sus principios tuviese grandes fondos, dispensándoles este Cuerpo (el Consulado) toda protección posible.” (Fuente: Manuel Belgrano, “Medios generales de fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio de un país agricultor”).  Otra de sus iniciativas consistía en el establecimiento de una Escuela de Comercio.  Belgrano era, en ese entonces, abogado de los Reales Consejos y secretario por S.M. del Real Consulado de Buenos Aires.  El manuscrito original de ese documento lo podemos ver en el Museo Mitre.  Se considera a Belgrano el primer economista argentino, y la única persona que habló y escribió sobre seguros durante la época colonial.  Dato de color: el nombre completo de nuestro héroe, también en la historia del seguro: Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.  Unos meses después, en noviembre de 1796, se creó la primera aseguradora con capitales locales: Compañía de Seguros Marítimos La Confianza, que operó solo durante los cinco años que establecía lo que hoy denominaríamos estatuto.

El 4 de noviembre de 2015 la SSN reconoció al Dr. Manuel Belgrano como “Precursor del Seguro en la Argentina”.  Reconocimiento que en gran medida se debió al trabajo de investigación que llevó a cabo Gotardo C. Pedemonte y al impulso que le dio al tema Raúl Carreira.  En 2020, las Comunicaciones del PEN consignaban “2020 – Año del General Manuel Belgrano”.  Todo suma…

Podemos ubicar otro hito histórico previo en 1784, con la designación de Ventura Marcó del Pont como primer representante en Buenos Aires de la Real Compañía de Seguros Terrestres y Marítimos de Madrid, la primera Agencia Aseguradora de Buenos Aires.  Otro nombre destacado de esta historia, cuyas ideas de libertad y progreso eran muy próximas a las de Belgrano, consignatario de buques y comerciante de origen español que además ocupó cargos de importancia.

Una referencia obligada en esta materia: “Ensayo histórico acerca del Seguro Argentino”, de Gotardo Pedemonte, reconocido como el primer historiador del seguro en nuestro país.

Otro protagonista insoslayable de esta historia es Domingo Faustino Sarmiento.  Designado por el presidente Mitre como Ministro Plenipotenciario (Embajador) en los Estados Unidos (1865-1868), entre otras muchas actividades como las que se relacionan con la educación, funda, dirige y edita allá una publicación, “Ambas Américas”, en 1867.  En su cuarta y última edición, antes de su regreso al país, publica un ensayo que bien puede considerarse una verdadera apología del seguro de vida.  Considero de interés transcribir algunos párrafos relevantes, que varios de los que venimos trabajando hace años en la promoción del seguro de vida citamos con frecuencia:

“En cualquier grado de civilización en que se encuentre el hombre, se distingue del que vive en la barbarie en la previsión con que piensa en lo futuro, sin conformarse, como los salvajes, con los goces y los dolores del presente día.  En los Estados Unidos, lo mismo que en otros países muy civilizados, ha llegado a hacerse el seguro de vida una verdadera necesidad: no porque se palpe más que en otros la conveniencia de proveer a las necesidades futuras, ciertas o contingentes, que traen consigo los padecimientos físicos, los achaques de la vejez y las exigencias naturales de la familia, sino porque son tan numerosos los ejemplos que tiene cada uno a la vista de los buenos resultados de la institución, que no es posible prescindir del deseo de hacerse partícipe de ellos.”

No hay hombre cuya vida no tenga algún valor: y no sólo el valor moral que se pesa en la balanza del afecto social y los lazos de familia, sino un valor que puede estimarse en dinero, o como capital productivo.  Para reponer la pérdida de este recurso fue para lo que se inventó el seguro de vida: y son infinitas las familias desgraciadas que, al perder su natural apoyo, han sentido vivas emociones de gratitud hacia los hombres grandes y buenos que concibieron la idea del seguro de vida.”

“El seguro de vida fomenta esencialmente la felicidad de la vida doméstica, proporciona a precio muy barato una herencia al pobre, y ampara de un modo eficaz al rico contra los caprichos de la fortuna y la inestabilidad de las riquezas, vivifica las empresas industriales, y da a las inversiones comerciales una solidez que no puede quebrantar la muerte misma.”

“Parécenos, pues, que es un deber de todos los que teórica o prácticamente se hallan interesados en la solución de las cuestiones sociales y económico-políticas, despertar e infundir en el ánimo de los pueblos el aprecio que merece el seguro de vida, y la disposición a aprovechar sus ventajas.  En estos pueblos bien organizados se mira como obligación de todo ciudadano educar a sus hijos, proveer a las necesidades de su familia y asegurar sus fincas contra incendio: y no creemos lejano el día en que se tenga por infractor de sus deberes al que sea negligente en el seguro de vida.”

“Desde un punto de vista elevado, es la institución del seguro de vida más noble que los establecimientos públicos de beneficencia, porque levanta a los que reciben sus beneficios a una condición que los exime de la triste necesidad de reclamar la caridad pública.”

“Tal es la institución que desearíamos ver introducida en los países hispanoamericanos.  Desde el punto de vista de la posibilidad de no vivir cuanto se espera, es el seguro de vida la mejor inversión posible: porque promete y ejecuta lo que las cajas de ahorro tardan mucho en efectuar.  El seguro cambia las leyes que regulan las inversiones, porque para alcanzar el beneficio de las instituciones de depósito, tiene el depositario que vivir, o sus herederos que aguardar: por el contrario, mientras más pronto muere el tenedor de una póliza de seguro de vida, mayor es el producto relativamente a lo que se ha gastado.”

Es necesario aclarar que durante mucho tiempo se condenó al seguro de vida por ser contrario a la moral poner precio a la vida de las personas.  Incluso Belgrano coincidía con esta apreciación, tal vez porque hasta la adopción de tablas de mortalidad y de elementos técnicos el seguro de vida se asemejaba a una apuesta.

Otra referencia insoslayable: se cree que también a instancias de Belgrano, Mariano Moreno, en 1810, propicia el establecimiento de la casa de seguros nacionales.

Historia del seguro de vida

La que se considera la primera operación, algo parecida, al seguro de vida de la que se tiene constancia data del año 1583, en Londres.  Es un documento que ‘sobrevivió’ al tremendo incendio de Londres de 1666.  Un tal Richard Martin aseguró la vida de William Gybbons, por un año, por 400 libras esterlinas, a un costo de 32 libras, es decir a una tasa del 8% (cálculo obviamente no realizado sobre bases técnicas).  Suscribieron el contrato 16 (otras fuentes mencionan 13) personas en calidad de ‘aseguradores’. 

Ciertamente, se trató de una forma de especulación, ya que Gibbons no era parte del contrato y probablemente no se enteró de la existencia del acuerdo.  Pero falleció poco tiempo antes del vencimiento del contrato (sobre el que también hubo discusiones por una diferencia de once días del calendario Juliano, que todavía estaba en uso en Inglaterra, y el nuevo calendario establecido en 1582 por el papa Gregorio XIII, finalmente impuesto oficialmente por el Parlamento en 1751).  Clara evidencia de que, si los riesgos no se gestionan a través de una mutualidad técnicamente organizada, con distribución del riesgo, a través del cálculo de probabilidades, la ley de los grandes números y, en el caso específico del seguro de muerte, basado en tablas de mortalidad, se trata de una simple apuesta, en la que se gana o, como en este caso, se puede perder.

Hay antecedentes de formas embrionarias del seguro de vida en Italia, como por ejemplo en 1401, sobre la vida de una esclava.

Las formas primitivas de seguro de vida las encontramos en la antigüedad, en general para subvenir a los gastos de funeral (en la actualidad seguro de sepelio) y para asistir a viudas y huérfanos.  Obviamente no sobre bases técnicas sino como ayuda mutual, como forma de “repartir” pérdidas entre los miembros de un grupo, como decimos hoy, una forma de mutualizar un riesgo (del latín mutuus, recíproco), como forma de solidaridad organizada.

Sin profundizar en distintas épocas y culturas, los ritos funerarios tenían mayor importancia que hoy en día.  En el antiguo Egipto, por ejemplo, era la forma en que se accedía a la vida eterna.  También en la antigua Grecia y en Roma se conocían estas formas embrionarias de seguro de vida.  Y en la Edad Media, a través de las asociaciones (guildas) en las que se organizaban los miembros de distintas profesiones.

La primera

La primera compañía de seguros de vida organizada de que se tiene noticia es la Sociedad de Seguros para Viudas y Huérfanos (The Society of Assurance for Widows and Orphans), fundada en Inglaterra en 1699.  Modelo de lo que serían las compañías mutuales de seguros de vida.

La primera compañía de seguros de vida en los Estados Unidos de Norteamérica se constituyó en Philadelphia, en 1759.  Su denominación original: “A Corporation for the Relief of Poor and Distressed Widows and Children of Presbyterian Ministers”, entidad que sigue operando actualmente como Presbyterian Ministers’ Life Insurance Company (Presbyterian Ministers’ Fund).  Fue adquirida en 1994 por Provident Mutual Life Insurance Company. Y en 2002 por Nationwide Mutual Insurance Company.  Unos años antes (1752) Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de ese país y uno de los redactores de su Constitución, había creado el Philadelphia Contributionship for the Insurance of Houses from Loss by Fire.

“El reverendo William Assheton fundó en 1699, en Londres, la primera institución de seguros sobre la vida, aunque limitada a las viudas de los clérigos y de hombres de otras profesiones.  Pero la primera entidad autorizada por la Corona es la Amicable Society for a Perpetual Insurance (Londres, 1706).  Los estudios sobre tablas de mortalidad y cálculo de probabilidades dan un impulso final a este ramo: nace así en Londres, en 1762, la Equitable Society, la primera compañía de seguros de vida en la acepción moderna de la palabra.  Una década más tarde, en 1774, el Parlamento inglés legisló cobre el seguro de vida para librarlo de apuestas y juegos.” (fuente: Historias del Seguro en la Argentina, Sud América Seguros, 1991) 

Corresponde mencionar, también, una regulación del seguro de vida promulgada por el Parlamento en Gran Bretaña, en 1774: “The Life Assurance Act”, y una similar en Irlanda, en 1866, que siguen vigentes.

En 1875 se forma la primera aseguradora exclusiva de seguros de sepelio para familias de bajos recursos: The Widows and Orphans Friendly Society, en New Jersey.  Hoy encuadraría dentro de lo que llamamos seguros inclusivos (microseguros).  Desde 1877, The Prudential Insurance Company of America.  Un dato hoy relevante: en 1876 la compañía contrata a la primera agente de seguros de vida.  

Por su parte, la primera póliza de seguro de vida colectivo fue emitida en los Estados Unidos en el año 1911, por Equitable Life Assurance Society (hoy AXA Equitable), en ese entonces previsto sólo para grupos de 50 o más empleados.

Simplemente como dato adicional, la compañía aseguradora más antigua del mundo es la Hamburger Feuerkasse (1676), con un antecedente en 1591 considerado el primer “contrato de incendio” celebrado por un grupo de propietarios de fábricas de cerveza.  La compañía opera en Alemania, con oficinas en Austria y Suiza.

La regulación

En cuanto al marco jurídico y regulatorio de nuestra actividad, corresponde mencionar la creación del IMAR (Instituto Mixto Argentino de Reaseguros), ratificada por la Ley 12.988.  Ley aún vigente, con modificaciones, fuente de la prohibición de asegurar con aseguradoras no admitidas (no inscriptas en el Registro de Entidades Aseguradoras de la SSN y, por lo tanto, no autorizadas a operar).  Justificación del combate al seguro -especialmente de vida- off-shore.

En 1938, creación de la Superintendencia de Seguros de la Nación por el Decreto N° 108.295, firmado por el presidente Agustín P. Justo, incorporado luego a la ley N° 11.672 del presupuesto nacional. Como ente estatal autárquico dependiente en aquel entonces del Ministerio de Hacienda (hoy Ministerio de Economía).

El establecimiento -Decreto 24.203, del 8 de septiembre de 1944- del 21 de octubre como Día del Seguro, a instancias del titular -Director General, en aquel entonces- de la Superintendencia de Seguros de la Nación, Coronel Amaro Ávalos, cuando el país estaba bajo la presidencia del general Farrell, es otro dato de interés.  Se le atribuyó, entonces, a Bernardino Rivadavia la primera iniciativa gubernamental, en 1811, para la creación de una compañía de seguros.

En 1959, por un decreto (N° 5495/59) del PEN, se crea una comisión para la redacción de un anteproyecto de ley, cuyo redactor oficial fue el Dr. Isaac Halperin.  Después de dos años de trabajo y una revisión posterior a cargo de una subcomisión que también integró el Dr. Halperin, finalmente no prosperó.  Recién en 1967, y sobre la base de ese proyecto de 1961, se sanciona la Ley N° 17.418 (Ley de Seguros).  Se consideró conveniente no incluir el capítulo III de ese proyecto original, “De los Aseguradores y su Contralor”, que finalmente quedó plasmado en el Decreto Ley N° 20.091 – De los Aseguradores y su Control, del 11 de enero de 1973 -el presidente era el Gral. Lanusse-, pero cuya vigencia recién se produjo el 21 de abril de 1977.

El 2 de enero de 1992 se aprueba la reglamentación de esta ley mediante la Resolución N° 21.523 de la SSN.  El actual Reglamento General de la Actividad Aseguradora (RGAA) fue aprobado por Resolución SSN N° 38.708, del 6 de noviembre de 2014 (t.o. Resolución SSN N° 556/2022, del 26/7/22).

Y en cuanto al marco regulatorio de la actividad de los Productores Asesores, se trata de la Ley N° 22.400, sobre la base de un proyecto presentado el 22 de enero de 1981; la ley fue sancionada el 18 de ese mismo mes, y entró en vigencia el 18 de julio de 1981.  Recomiendo, a quienes estén interesados en profundizar en la historia de la evolución profesional de los productores asesores y en la de sus asociaciones profesionales, el exhaustivo trabajo de Manuel Lamas, que cito en la bibliografía.

Bibliografía

Belgrano y los orígenes del seguro en la Argentina, por Gotardo C. Pedemonte – Cuadernos del INdeR N° 4, 1973

El Seguro en la Argentina, con textos de varios autores, con la coordinación general de Ariel Fernández Dirube – Manrique Zago Ediciones, 1997

Historias del Seguro en la Argentina – Sud América Seguros, 1991

Elementos para la historia del seguro de vida, de J. Salas Subirat – Editorial Américalee, 1957

Asesores Seguros – La intermediación de seguros en Argentina, Manuel Lamas – Editorial Dunken, 2009 (2da. edición actualizada, 2014)

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