Una herramienta para la sistematización del ahorro y una oportunidad para el PAS.

Especial para El Seguro en Acción

Por Walter Wörner (*)                                                     

Evidencias – La necesidad de ahorrar

Tenemos la certeza de que vamos a morir, pero más allá de probabilidades -o de un diagnóstico de enfermedad terminal- no podemos saber cuándo.  Esta incertidumbre, sobre todo ante la posibilidad de una muerte prematura, constituye la esencia del seguro de vida.  Aspiramos, en general, a vivir lo más posible -en cuanto a extensión de nuestro ciclo vital- y lo mejor posible -en relación con nuestra salud y una pretendida calidad de vida-.  Por otra parte, quienes lleguen a retirarse de la vida activa remunerada pretenderán mantener el estilo de vida acostumbrado, para lo que deberán contar con un nivel de ingresos que les permita, además, sostener una sobrevida probable cada vez más prolongada.  En este caso la incertidumbre estará asociada a la suficiencia del flujo de fondos necesario para cumplir esta aspiración, ya que podemos llegar a vivir más allá de lo esperable -en función de la expectativa de vida-, y no poder siquiera afrontar los gastos indispensables para sostener esa sobrevida en condiciones razonables.

La prolongación de la vida es un fenómeno que, además de ofrecer nuevas posibilidades, plantea desafíos críticos a quienes deben diseñar sistemas de seguridad social sustentables, en un contexto de costos crecientes y cada vez más difíciles de financiar.  Y en el ámbito familiar nos obliga a planificar nuestro retiro con mayor dedicación que la que debían prestar las generaciones anteriores.  En general, el horizonte de planeamiento (aspiración) de nuestra vida actualmente es de no menos de 80 años, lo que requiere tomar decisiones oportunas en términos de cómo alcanzar, con el menor esfuerzo posible, un grado razonable de independencia financiera futura.  Es incuestionable la necesidad de ahorrar, y no sólo con fines de retiro, sino también para la educación de nuestros hijos, para poder contar con una cobertura de servicios de atención de la salud adecuada y, en lo posible, permanente, para encarar proyectos y cumplir sueños, y para hacer frente a cualquier contingencia que pueda presentarse antes -y después- del momento del retiro.

En este contexto de pandemia corresponde considerar, además, una mayor sensibilización del público también respecto de la necesidad de contar con ahorros (fondo de contingencias) para hacer frente a períodos -que pueden ser prolongados- de caída de ingresos o, directamente, de inactividad.  Una oportunidad, además, de revincularnos con la vida, con las cosas más trascendentes, lo que nos hace más ‘receptivos’ al asesoramiento profesional y a propuestas en este sentido.   

La variable crítica es el tiempo: cuanto antes empecemos a ahorrar, más probabilidades tendremos de que se cumplan los objetivos que nos podamos plantear.  Tanto respecto del monto que habremos logrado acumular al cabo de una determinada cantidad de años, o a una fecha o edad determinada, como de los aportes regulares -fijos o variables- o extraordinarios, para alimentar un proceso de capitalización con la intención de “ir construyendo” una renta diferida.  En algunos casos puede llegar a ser necesario constituir una renta inmediata, que se puede financiar con un aporte único (prima única).

El elemento tiempo puede jugar en contra nuestra, ya que es el único sobre el que, más allá de una actitud responsable en todos los ámbitos de nuestras vidas, no tenemos control.  Prevención, cuidado de la salud, hábitos más saludables, ciertamente ayudan a elevar la probabilidad de vivir más -y en mejores condiciones-, pero ni el más perseverante y avezado de los inversores podrá nunca contar con el dato de cuánto tiempo tendrá a su disposición para acumular un fondo acorde con sus necesidades actuales y futuras de protección y ahorro.  Esa es la razón de ser de los seguros de vida y de retiro.  Y la justificación de la actuación de asesores especializados que asisten a las personas en el “armado” de un plan financiero personal y familiar que prevea mecanismos de ahorro, de continuidad de ingresos, de cobertura de riesgos que pueden afectar la capacidad de trabajar y seguir generando ingresos, de protección del patrimonio y de disposición de fondos para hacer frente a cualquier contingencia que requiera financiamiento de rápido acceso.

Una barrera a considerar es nuestra compulsión al consumo inmediato, lo que requiere tomar conciencia de la importancia de posponer consumo actual para garantizar ingresos futuros.  Educación financiera.

Función económica y social de los seguros de vida y de retiro

Los seguros de vida y de retiro son vehículos de estabilización social, esenciales para el desarrollo económico de un país.  Son instrumentos de previsión frente a los riesgos de muerte prematura, invalidez, y de supervivencia -la vejez constituye una especie de “muerte económica” con importantes consecuencias financieras y, en la Argentina, lo sabemos bien-.  Los riesgos son evidentes: morir antes de tiempo o vivir más allá de las posibilidades de mantener la calidad de vida alcanzada al momento del retiro y de financiar necesidades propias de esa etapa, más allá de poder seguir desarrollando ciertas actividades, remuneradas o no.  Una vez más: el tiempo es la variable crítica.

En la decisión de compra de los seguros de vida y de retiro intervienen la conciencia del riesgo, el sentido de responsabilidad hacia quienes dependen de nuestra capacidad de trabajar y generar ingresos, el deseo de trascender más allá de nuestra propia existencia, y la decisión responsable, consciente y voluntaria de reducir la ansiedad que genera esta incertidumbre respecto de la duración de la vida y de sus probables consecuencias sobre la estabilidad económica del grupo familiar.  De esta manera, la carga que la imprevisión trasladaría al conjunto de la sociedad, al Estado, puede ser soportada por toda la comunidad técnicamente organizada a través de un aporte -el mínimo necesario- previsible.  Es la función del seguro: transformar la incertidumbre (probabilidad) de una pérdida que puede ser ‘catastrófica’ en la certidumbre de un costo posible de prever y afrontar para garantizar, de ser necesario, alguna compensación económica.  Ante el repliegue del Estado en sus funciones básicas y los evidentes problemas de financiamiento de las prestaciones del sistema de seguridad social, está claro que la decisión razonable es tomar a nuestro cargo, entre otras, estas responsabilidades.  Y permitir que el Estado reasigne recursos para asistir a quienes no pueden tomar por su propia cuenta estas opciones.

Para una discusión más amplia que excede al alcance de este comentario, recomiendo el libro de Martín Tetaz, “Nada será igual – Un viaje a la economía del futuro” (Planeta, 2021), en particular el capítulo 10, “La disrupción de la seguridad social”.  Y entre otras cuestiones que plantea y que se están volviendo a incluir en muchas agendas de estados y think tanks se encuentra el ‘ingreso básico universal’, que me llevó a la relectura del libro “De Tomás Moro al Hambre Cero – La Renta Básica de Ciudadanía”, de Eduardo Duhalde (Planeta, 2011).

Desde un punto de vista macro, los fondos -ahorro voluntario de la población- que captan los aseguradores de vida y de retiro pueden ser canalizados hacia proyectos vitales para el desarrollo de un país que requieren financiamiento de largo plazo y a tasas de interés razonables.  El ahorro y la inversión como motor del desarrollo económico.  De esta forma, las aseguradoras cumplen el rol de importantes inversores institucionales del mercado de capitales.

Una oportunidad para captar ahorro voluntario

El seguro de retiro -y los seguros de vida con un componente de ahorro- constituyen una buena opción para sistematizar el ahorro voluntario.  Con un objetivo definido, o simplemente para contar con un fondo para hacer frente a contingencias como, por ejemplo, la que muchos debieron y deben afrontar en este contexto de pandemia.  Desde el punto de vista jubilatorio, como complemento del beneficio que podrá corresponder por el sistema previsional público (SIPA), cuyos beneficios se van ‘achatando’, o como única fuente de financiamiento de una renta vitalicia para el retiro.  En ambos casos, con la expectativa de lograr una tasa de reemplazo razonable, que represente no menos del 60-70% del poder de compra del ingreso anterior al retiro.

Las “realidades” de los clientes potenciales del PAS son diversas.  Quienes trabajan bajo relación de dependencia, en general, no vieron reducidos sus ingresos.  Pero dentro del mercado formal de trabajo hay un universo que se va ampliando, que es el de los profesionales y trabajadores independientes, autónomos y monotributistas, además de quienes trabajan en la informalidad, que deben pensar en algún tipo de ahorro .

Está clara la necesidad de ahorrar, para estar mejor preparados para hacer frente a contingencias que, como esta pandemia, pusieron en evidencia en muchos casos un alto grado de imprevisión e indefensión.

Rentas: opciones

El seguro de retiro comprende dos tramos: la etapa activa, de acumulación y capitalización de fondos, de generación de un ahorro sistemático, y la etapa pasiva, de percepción de beneficios bajo la forma de una renta.  La aseguradora invierte los fondos y administra las inversiones, reconociendo un rendimiento mayor o el mínimo garantizado que establece mensualmente la Superintendencia de Seguros de la Nación: rendimiento del conjunto testigo de inversiones.  En caso de muerte antes de la edad convenida de retiro, los fondos acumulados -sin quitas- quedan a disposición de los beneficiarios designados, o del propio asegurado en caso de invalidez.  Hasta la constitución de la renta vitalicia el asegurado puede disponer de los fondos acumulados; a partir de ese momento el contrato es irrevocable, ya que el fondo -o parte de él- representa la prima única para el cálculo, adquisición y financiamiento de la renta.  La renta vitalicia es la mejor forma de transferencia (de las consecuencias económicas) del riesgo de supervivencia.

Como opción a una renta vitalicia normal, beneficio que se mantiene mientras el asegurado viva, puede contratarse una renta vitalicia extensiva a sucesor (tercero designado), o renta sobre dos cabezas, o una renta garantizada: de fallecer el asegurado antes de cumplirse el período establecido el beneficio se extiende a los beneficiarios designados. 

El seguro de retiro en el ámbito de la empresa

El seguro de retiro constituye, en el ámbito de la empresa, una valiosa herramienta de la política de capital humano, que puede ser utilizada para la atracción, retención y gratificación de sus empleados.  En el campo de los beneficios al personal, como componente fundamental de los programas de compensaciones.  Para complementar la jubilación futura de sus empleados, sobre todo para aquellos cuyas remuneraciones superan la base imponible máxima.  O para la acumulación de un fondo con otro objetivo de ahorro definido, o para poder hacer frente a circunstancias imprevistas.  A través de este incentivo es posible afianzar el sentido de pertenencia a la empresa y, en consecuencia, redundar en una mayor productividad.  También puede ser utilizado como herramienta de retención de personal clave en la generación de los resultados de la empresa.

Pueden estructurarse planes de contribuciones definidas, a través de pagos únicos o periódicos, uniformes o por categorías, o como porcentaje de los haberes; planes de beneficios definidos, contributivos -con aportes a cargo de la empresa y de los empleados- o no contributivos; o planes de contribución definida con beneficio objetivo, con ajustes periódicos de las primas.  Es posible administrar los aportes de los empleados y del empleador en cuentas separadas, establecer la edad normal de retiro y el momento a partir del cual se producirá la transferencia -total o progresiva- definitiva de la propiedad de los fondos aportados por la empresa.  Incluso es posible utilizar esta herramienta para facilitar la desvinculación de un empleado, o como estímulo para mejorar el nivel de presentismo o el cumplimiento de objetivos.  Más allá de la posibilidad de estructurar este tipo de planes a través de la figura del fideicomiso, herramienta que está siendo utilizada por algunas empresas grandes, es posible desarrollar este negocio hoy poco significativo en relación con su potencial y diseñar planes a la medida de las necesidades específicas de cada empresa.

Ventajas y oportunidades

A diferencia de otros instrumentos financieros, y como algunos planes de seguro de vida, garantiza un rendimiento mínimo, un claro atributo diferenciador respecto de otras opciones financieras.  Además, más allá de lo significativo o no que pueda resultar el monto máximo anual deducible de la base imponible para la determinación del impuesto a las ganancias, el tratamiento fiscal favorable es un incentivo importante a considerar.  La flexibilidad para adecuar cada plan a la realidad de cada cliente es otra característica destacable, así como la inembargabilidad de los fondos acumulados y que los aportes que lo van constituyendo están exentos del impuesto sobre los bienes personales

Si bien el seguro de vida también puede ser utilizado como vehículo de acumulación de fondos a mediano y largo plazo, presenta barreras de salida más elevadas bajo la forma de quitas por rescate, muy altas en los primeros años de vigencia de la póliza; en el seguro de retiro la liquidez tiene un costo sensiblemente menor.  Algunos planes, incluso, no establecen quitas a partir del segundo año, siendo posible efectuar retiros (rescates) parciales o solicitar el rescate (total) de los fondos acumulados, terminando las obligaciones entre las partes.  También es posible realizar rescates sin quitas en caso de intervenciones quirúrgicas, casamiento y nacimiento de un hijo.

Es conveniente que el PAS especializado en seguros de personas y en planificación financiera y patrimonial también incorpore el seguro de retiro a su portafolio de herramientas para brindar a sus clientes un asesoramiento que comprenda todas sus necesidades, expectativas y posibilidades actuales y futuras.

Las oportunidades de desarrollo de este negocio son claras: casi el 60% de la producción de Retiro Colectivo de los primeros tres trimestres del ejercicio 2020-2021 ($ 8.614 millones) corresponden a La Estrella Retiro, que administra el seguro de retiro complementario de los empleados de comercio, contratado por la FAECYS.  Muchas empresas podrían incorporar el seguro de retiro dentro de sus planes de compensaciones.  Y Retiro Individual, con 1.180 millones para el mismo período, no llega a representar el 4% de la producción de Vida Individual, y es apenas el 1% de la producción agregada de seguros de personas.

Mucho (casi todo) por hacer.

(*) Especialista en seguros de personas, ex directivo de aseguradoras – Coordinador del Programa Ejecutivo de Seguros de Personas AVIRA-UCA – Consultor y docente de AAPAS

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